Algunos entienden
que la casuística forma parte de la ética o de la ética aplicada; otros, que
forma parte de la teología moral. Pero, independientemente de la rama de los
saberes a la que pertenezca, la casuística es universal, y básicamentetrata de
casos difíciles de conciencia y de conducta. Nuestro interés es en la
casuística en el contexto del pueblo de Dios.Se dice de la casuística cristiana
que los grandes maestros o expertos en manejarla, bíblicamente, fueron los
puritanos del siglo XVII. Un vivo ejemplo de esto lo encontramos en los escritos
de John Bunyan, en el Progreso del peregrino
y en William Gurnall, en su clásico, El cristiano
con toda la Armadura de Dios.
No obstante,
actualmente nos vemos delante de una red de hombres y filosofías de
pensamientos que tienen la osadía de abrazar la casuística cristiana para
justificar sus herejías. Es pertinente que se pueda entender lo dicho por el
pensador de la antigüedad cuando expresó: “La verdad triunfa por sí misma, la
mentira necesita siempre complicidad”.
Pero, ¿cuál es la casuística? Y una pregunta más: ¿Qué situación ha llevado a algunos hombres a corromper el Evangelio glorioso de la libre gracia de Dios? Fundamentalmente, la casuística en cuestión tiene que ver con el juicio que realizan pastores e iglesias a creyentes que dan ciertas “evidencias” de salvación por su confesión y sus frutos relativos, pero que terminan su existencia en pecados dominantes, incluyendo el suicidio.
Dos de las posibles motivaciones para hacer un juicio tan temerario de declarar públicamente queun suicida está en el Cielo, serían las siguientes: el repudio a los juicios de Dios que acaecen dentro de las mismas iglesias y el consuelo infundado a las víctimas o familiares de los suicidas.
Las evidencias prácticas
y cuantificables del manejo de esta casuística son las deducciones teológicas
sin exégesis bíblica en los actos memoriales a quienes mueren en pecados
dominantes sin posibilidad de arrepentimiento y perdón.
Los mentores de esta escuela, al parecer, no temen al escándalo público y a las reacciones de los piadosos. Y de igual forma no han valorado en su justa dimensión las repercusionesde sus enseñanzas. Para justificar esta casuística se contradicen así mismos e insultan la inteligencia de los entendidos. Las preguntas hechas acerca del tema de ninguna manera son fortuitas; mucho menos las respuestas. Y usted se preguntará: ¿De dónde proviene esa forma tan normal de declarar un error tan escandaloso? La naturalidad en exponer esta herejía proviene de una conciencia amoldada a una cultura de pecado, que probablemente se inició en décadas recientes.
¿Puede uno que se suicida ir al Cielo? ¿Puede un
cristiano cometer suicidio?
Antes de analizar
la respuesta dada, por tres ministros del Evangelio de fama mundial, a estas
dos preguntas, es conveniente que sepamos lo siguiente. El enemigo de Dios
siempre ha usado el recurso de hacer preguntas bajo premisas infundadas con el
propósito de, sutilmente, introducir herejías y confundir a los amados de Dios.
Para demostrar esto observemos algunas de las preguntas hechas a Jesús con esta
finalidad.
- El ciego de nacimiento de Juan 9
“¿Quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego? (Juan 9:2LBLA). Esta pregunta fue ingenua (sin malicia) de parte de los discípulos y expresaba la creencia cultural en los días del ministerio terrenal de Jesús. Partía de la premisa de que la desgracia era el resultado de algún pecado particular. Estigmatizaron a esta familia como portadora del juicio divino. Crearonuna caricatura de la justicia de Dios e hicieron ver a Dios como arbitrario al estilo pagano. Sin embargo, la perspectiva del Señor era otra.
La pregunta solamente daba dos opciones, y las dos posibles respuestas serían en consecuencia infundadas; pero el SeñorJesús respondió la pregunta yéndose al fondo mismo del asunto: “Ni este pecó, ni sus padres”. Liberó a los padres de responsabilidad directa. Esta fue una respuesta muy categórica y demoledora. Luego vindicó la justicia y la misericordia de Dios: “Sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él”. Finalmente combatió la indiferencia y laxitud que generaba la creencia cultural: “Nosotros debemoshacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar”(Juan 9:4LBLA). Y se puso como ejemplo: “Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo”.
El mensaje o meta
mensaje del Señor Jesús,finalmente, fue el siguiente: No nos compete emitir
juicios o pareceres que no son de prerrogativa humana, sino divina.Antes bien,
debemos hacer el bien para la gloria deDios.
- La mujer y los siete maridos de Lucas 20
La pregunta fue la siguiente: “Por tanto, en la resurrección, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer” (Lucas 20:33LBLA). La pregunta partía de creencias infundadas: “Y acercándose a Él algunos de los saduceos (los que dicen que no hay resurrección), le preguntaron”(Lucas20:27LBLA). Para ellos la pregunta ya tenía una respuesta: “No hay resurrección”. La respuesta de Jesús no fue a la pregunta propiamente, sino a combatir la creencia infundada de los saduceos; la respuesta se puede resumir de la siguiente manera:
- Pero los que son
tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los
muertos, ni se casan ni son dados en matrimonio.
- Porque tampoco
pueden ya morir, pues son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la
resurrección.
- Él no es Dios de
muertos, sino de vivos; porque todos viven para Él.
Como se ha podido
observar, es tendencia de los que están en el error hacer preguntas con
premisas infundadas, en muchos casos,con el propósitodeproducir respuestas que
generen confusión.
Hoy en día es
igual. El movimiento homosexual pregunta: ¿Puede un matrimonio homosexual
adoptar niños? Esa pregunta no se responde de forma directa, ya que parte de
dos premisas infundadas: que la conducta homosexual y el matrimonio homosexual
son prácticas legítimas ya aceptadas. Pero, la práctica homosexual es una
perversión y el matrimonio homosexual una aberración; en consecuencia: la
respuesta a la pregunta está implícita.
Para que se pueda
tener una idea de lo antes dicho, presentamos los siguientes ejemplos (el lugar
y los nombres serán omitidos):
Evento de dimensión mundial
En un evento de dimensión mundial,en donde estuvimos presentes, a dos de los principales maestros de la escuela del cristiano que muere en pecado, incluyendo el suicidio, en un tiempo de preguntas y respuestas hicieron dos preguntas en una, de la siguiente manera: ¿Alguien que se suicida podría ir al Cielo?; y ¿Puede un cristiano cometer suicidio?
Como se podrá
observar, se hicieron dos preguntas; pero los expositores se interesaron por
una sola: la segunda. Esto es extraño, ya que la respuesta a la primera
pregunta está claramente presentada en la Biblia y hubiera sido una excelente
oportunidad para combatir el flagelo del suicidio. Pero al parecer,
desafortunadamente, esa no era la intención o propósito.
Con gran naturalidad respondió la segunda pregunta, obviando la primera:“¿Puede un cristiano cometer suicidio? Si es un creyente en Jesucristo se irá directamente al Cielo”, e inmediatamente dio su razón bíblica: “Va directamente al Cielo ya que todo pecado ha sido perdonado por la sangre de Jesucristo, pasado, presente y futuro”. Reconoció lo horrendo del pecado del suicidio, pero también lo incluyó en la lista de pecados perdonados. Enfatizó que ninguna oveja de Jesús se perderá no importa si ha cometido suicidio. Apeló al sello del Espíritu Santo como garantía de salvación y a la seguridad eterna de los creyentes y a la perseverancia de los santos; dijo que:“los que están en Cristo nunca saldrán de Cristo”. Finalmente dijo que de ninguna manera apoyaba el pecado del suicidio y que Cristo era superior.
El segundo expositor entendió que debía tocar otra perspectiva de la segunda pregunta, obviando nuevamente la primera, es decir, que si alguien que se suicida podía ir al Cielo. Su respuesta fue en relación a la depresión en los cristianos. Con igual naturalidad y sin inmutarse dijo que:“Los cristianos se desaniman y pueden estar tan desanimados que se deprimen y hasta llegar a la desesperanza, que con frecuencia o usualmente conduce al suicidio”. A todo esto añadió palabras esperanzadoras, pero infundadas. Dijo que todo pecado era perdonable y que el suicidio fue perdonado de manera completa a través del sacrificio de Jesucristo. Muchos de los presentes allí reunidos fueron tan motivados que se emocionaron y en lugar de decir “amén”, aplaudieron fuertemente. Pero un remanente se escandalizó y recurrió a los organizadores del evento en busca de una explicación.
Al ver la reacción
del remanente antela respuesta dada, el anfitrión del evento, en lugar de
disculparse ante tal torpeza, se hundió en su orgullo, justificando y dando
garantías de salvación a los que mueren con pecados dominantes, incluyendo el
suicidio.
- Apología del anfitrión del evento
El anfitrión se
dio cuenta que la respuesta, aunque fue aplaudida, causó mucha confusión.
Infirió que la confusión fue producida por concepciones preconcebidas.Dejó
entrever que la doctrina del cristiano que muere en pecados dominantes,
incluyendo el suicidio, y va al Cielo, era una noción nueva de la doctrina de
la salvación. Expresó que por esas nociones preconcebidas enalgunos, la primera
reacción no era buena.
Lo que se puede afirmar, por lo antes dicho por el anfitrión del evento, es quese trata de una doctrina nueva. Una nueva interpretación de la Biblia en cuanto a la salvación final.
El anfitrión continuó su apología a favor de sus invitados y de la nueva doctrina del “cristiano que muere en pecados dominantes y va al Cielo”. Lo hizo de la siguiente manera:tratando de buscar alguna razón para la indignación del remanente, apeló a algo que, según él, ha sido estudiado:“La primera vez que se escucha algo diferente a lo que se había creído, la primera reacción es a negarlo, la segunda vez se tolera un poco, pero ya a la tercera vez, sí es verdad”, y añadió:“se termina abrazando lo que en principio se rechazó”.
Lo que argumenta
el anfitrión es lo que tiende a pasar con prácticas aberrantes tales como, por
ejemplo, cuando un padre descubre que su hijo es homosexual: no lo acepta y
sobrerreacciona. La segunda vez: queda la duda. Y la tercera vez se acepta y
llega a tener hasta connivencia.
El anfitrión tiene que valerse del recurso de la retórica, ya que, al parecer, la doctrina del “cristiano” que se suicida y va al Cielo es difícil de explicar. Hace un juego de palabras que confunde al distraído. “Si es cristiano y comete suicidio”, preguntó con naturalidad, “¿cuál es la razón para que se pierda en el Infierno?”. Algunos le habían dicho al anfitrión que los cristianos no mueren con pecados dominantes en el corazón, ya que la promesa de Dios es que el pecado no se enseñoreará de nosotros porque estamos bajo la gracia. El anfitrión entonces respondió usando el recuso de la lógica sin exégesis bíblica y las premisas infundadas.
Preguntó a todos
los presentes que si el techo se caía en esos momentos cuántos pensaban que se
iba a morir sin pecado en el corazón. Retó a levantar las manos los que pensaban
que morirían sin pecado en el corazón. Dijo con cierta satisfacción que nadie
levantó las manos, e infirió que todos los presentes, incluyéndolo a él, se
iban a morir con pecado en el corazón, semejante al suicidio, y todos irían al Infierno.
Infirió de igual forma que nadie de los presentes pensaba que por morir con
pecado en el corazón se iba a ir al Infierno. Consideró el pecado del suicidio
como “ese pecado” y lo hizo ver como uno más. Volvió a reiterar lo que dijo el
segundo expositor, que:“Un cristiano se entristece, se deprime y tiene la
capacidad de perder total esperanza”.
¡Qué
impresionante apología a un suicida!
Para salvar a su
defendido, el cristiano que se suicida, el anfitrión está dispuesto a
descalificar la santidad en todos los cristianos y a contradecir el poder de
Dios según su promesa: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y
para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría”(Judas
24LBLA).
El desafortunado ejemplo de Moisés, presentado por el anfitrión y escritor de gran influencia en América Latina, es sorprendente. Insinuó que Moisés llegó al punto del suicidio, confundiendo así al auditorio entre lo que significa pedirle a Dios como dador de la vida que le quite la vida y tomar la iniciativa de quitarse, por cuenta propia, la vida misma. La razón que dade porqué Moisés no se quitó la vida fue:“Porque Dios tenía un propósito de 40 años con Moisés”. Y entonces aplicó el asunto al cristiano que se suicida.
El anfitriónaclaró y enfatizó, de una manera consistente, lo que dijeron los pastores del Norte. Y presentó la grosera y contaminante enseñanza de que a un suicida la sangre de Cristo lo cubre y lo perdona. ¿A dónde quedó Hebreos 10:29 cuando advierte: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia”?
Algunos le dijeron
al anfitrión que esta doctrina que da esperanza de salvación al suicida puede
promover el suicidio. El anfitrión respondió que no. Y para demostrar su
afirmación comparó el suicidio con el pecado del adulterio. Preguntó si el
pecado del adulterio era perdonable, para luego decir que si al ofrecerle
perdón al adúltero se estaba promoviendo el adulterio.
Es correcto decir
que el pecado de adulterio es perdonable, pero si el adúltero se arrepiente. No
olvide que el anfitrión del evento está comparando el adulterio con el suicidio,
que es un acto irreversible y que no da lugar al arrepentimiento.
El anfitrión, tratando salir, se hundió más en su propio orgullo. Y es tan fácil decir que un regenerado no practica el pecado, porque insiste en enfatizar que el cristiano peca y hasta muere en pecado.
La pedagogía de la Biblia no es esa, es más bien la argumentada por el apóstol Pablo: “¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”(Romanos 6:1–2LBLA).
(Del libro “La nobleza de Dios: Vivir o morir por Willy Bayonet)